LOS CINCO SíNTOMAS QUE TE AVISAN CUANDO EL CLIMATIZADOR DE TU COCHE ESTá ROTO

Después de un inicio del verano más fresco de lo habitual en España, el calor empieza a apretar y es cuando más se requiere del sistema de climatización para conducir cómodamente. A continuación, te mostramos cinco síntomas que te avisan cuando el climatizador del coche está roto.

El calor excesivo puede ser un problema a la hora de conducir. No hay que olvidar que el calor excesivo dentro del coche puede contribuir a la aparición de fatiga y a los golpes de calor. Por ello, se recomienda conducir siempre con una temperatura que oscile entre los 21 y 23 grados

Normalmente no se utiliza el aire acondicionado o climatizador antes del verano, por tanto, no podemos detectar si hay problemas en su funcionamiento. Es ahora, con el calor, cuando lo encendemos y… salta la sorpresa. 

Desde Norauto, recuerdan que es importante tener en buen estado el climatizador, especialmente, en primavera y verano, por dos razones fundamentales: supone una menor presencia de bacterias y conlleva un ahorro de combustible

Además, evita tener que circular con las ventanas abiertas, con el ruido que esto supone y las molestias que puede provocar en las personas alérgicas. Por último, libera el coche de malos olores y de contaminación.

Cinco síntomas que avisan de algún problema en el climatizador

 

Los principales síntomas de que algo no funciona como debería son:

  1. No enfría adecuadamente: enciendes el climatizador y pasan los minutos, pero sigues sin notar una temperatura fresca. No enfría lo suficiente y el nivel de confort sigue sin ser óptimo.
  2. No hay suficiente caudal de aire: el sistema enfría, pero el causal de aire es bajo y, por tanto, no llega a todo el habitáculo.
  3. Produce un olor desagradable cuando se enciende, algo similar al de la humedad.
  4. No es capaz de desempañar los cristales rápidamente: esto sólo se podrá percibir si los cristales se han empañado. Normalmente, suele ocurrir en invierno con las bajas temperaturas.
  5. Un ruido al encenderse o durante su funcionamiento que no sea el habitual.

¿Cómo reaccionar?

 

Cuando algo no va bien, la solución no siempre es cargar el aire acondicionado, también puede deberse a una pequeña fuga, a una obstrucción del filtro del habitáculo, a suciedad del propio filtro o un problema mayor que requiera reparar el sistema. 

La recarga sólo es necesaria cuando el circuito puede perder gas progresivamente con el paso del tiempo. Por todo ello, y ante el menor síntoma de problema, lo recomendable es acudir a un taller donde puedan realizar un diagnóstico del sistema para localizar el origen del problema. 

Entre los puntos que hay que comprobar, hay que señalar el buen estado de los obuses, que no haya fugas en las tuberías de conexión, el compresor, la válvula de expansión, el condensador y el filtro del habitáculo.

Recarga del aire acondicionado, sólo en centros especializados

 

Si, finalmente, hay que proceder con la recarga del aire acondicionado, es fundamental hacerlo en centros autorizados y de forma correcta. Norauto recomienda hacerlo cada dos años. Si es necesario hacerlo con más frecuencia, seguramente se deba a algún fallo en el sistema y, por lo tanto, se debe realizar una revisión.

Esta operación consiste en un proceso de recuperación del gas y aceite antiguo para su reciclado, extracción de la humedad, control de estanqueidad, carga de gas con su aceite nuevo y finalmente el control de rendimiento. 

Por otro lado, no vale cualquier tipo de gas: en coches anteriores a 2017, seguramente sea necesario utilizar el gas tradicional R134A; si es posterior, hay que utilizar el gas R1234YF, aunque estas fechas son orientativas porque antes de 2017 algunos fabricantes ya implementaron el R-1234YF. 

En cualquier caso, lo recomendable es consultar las especificaciones técnicas del vehículo donde se indica el tipo de gas y cantidad que usa la instalación de aire acondicionado. 

Igualmente, es aconsejable encender el climatizador también en invierno, unos 15 minutos al mes, para evitar que las juntas se resequen y haya riesgo de fuga. De esta forma, se prolonga la vida útil del sistema.

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